La moda de segunda mano se ha convertido en una tendencia admirada por la juventud actual, que busca singularidad y opciones sostenibles en el vestuario.
El comercio de ropa vintage ha experimentado un notable resurgimiento tanto en línea como en tiendas físicas, atrayendo cada vez más a un público joven. La moda de segunda mano se ha convertido en una tendencia masiva, y muchos se preguntan qué es lo que hace que estas prendas de segunda mano sean tan deseables para la juventud actual.
Una de las personas que ha abrazado este estilo es Leonie, una estudiante de diseño de moda de 27 años que prefiere buscar piezas de segunda mano en lugar de las últimas colecciones de las marcas de moda. “Es como una caza del tesoro digital”, dice Leonie, refiriéndose a la emoción de buscar ropa especial en línea. Asegura que es importante utilizar las palabras clave adecuadas y en diferentes idiomas para encontrar hallazgos inusuales, lo que le proporciona una gran satisfacción.
Leonie no está sola en su fascinación por lo vintage. Elke Gaugele, profesora de Moda y Estilos en la Academia de Bellas Artes de Viena, señala que la moda de segunda mano ha sido siempre parte de la vestimenta juvenil. Sin embargo, la forma en que se presenta hoy en día es diferente, pasando de ser catalogada como “segunda mano” a términos más atractivos como “pre-amada” o “vintage”. Por definición, una prenda vintage debe tener al menos 20 años, aunque en el entorno online, este término también incluye artículos más recientes. No obstante, la etiqueta vintage conlleva una sensación de exclusividad y, a menudo, un precio más elevado.
La periodista de moda y consultora de redes sociales Valentina Herbort, quien gestiona un canal de Instagram dirigido a la Generación Z con más de 70,000 seguidores, destaca que “comprar vintage está increíblemente relacionado con la autopercepción”. Herbort observa que la tendencia vintage responde al deseo de individualidad de los jóvenes. “La globalización ha ampliado las opciones de moda de la Generación Z en comparación con generaciones anteriores, lo que genera el deseo de encontrar un estilo propio”.
Sin embargo, encontrar un estilo singular puede resultar complicado en una era digital donde las tendencias surgen en tiempo real. Herbort menciona que “todos miramos las mismas series y tenemos la misma inspiración”, lo que resulta en la compra masiva de un número limitado de productos similares.
Además del deseo de singularidad, la calidad también juega un papel fundamental. Herbort establece que los nuevos modelos de vaqueros, entre otros, son de inferior calidad en comparación con los más antiguos, lo que se puede notar fácilmente. “Ese es un fuerte argumento de venta: comprar algo mejor por menos”, afirma.
La sostenibilidad y la producción justa también son factores relevantes para las generaciones más jóvenes. La industria de la moda rápida ha sido objeto de críticas por sus malas condiciones laborales, bajos salarios y contaminación ambiental. En este sentido, la tendencia vintage es percibida como una respuesta consciente de la Generación Z a la explotación de personas y del planeta, según Gaugele.
A pesar de los beneficios que la ropa vintage puede ofrecer, algunos expertos en tendencias, como Eike Wenzel, no creen que esta moda logre reducir las compras en la industria de la moda rápida. “El vintage no es una salida de la sociedad de consumo”, señala Wenzel.
La colombiana Sandra Calderón, quien vende piezas únicas a través de su perfil de Instagram “Revancha Vintage”, también observa un cambio en la percepción de la moda vintage en su país, destacando un movimiento hacia prendas únicas con historia. “Hay una gran oferta de vintage de muy alta calidad, pero los precios a veces son inflacionarios, porque está de moda”, explica. Calderón también menciona que en ocasiones una pieza vintage puede costar más que un artículo nuevo, lo que contradice la idea de que el vintage debería ser una opción asequible.
Finalmente, Calderón comparte su visión sobre el futuro de la moda: “El vintage y la moda de segunda mano no deberían ser solo una tendencia, sino la primera opción”. Leonie respalda esta idea, con su armario compuesto en un 90 por ciento por prendas vintage.
Source: Noah Wire Services