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Una escritora rememora su pasión por la moda vintage, explorando sus raíces familiares y su evolución personal en el mundo de la moda.

En un relato nostálgico y personal, la escritora de moda reflexiona sobre cómo comenzó su amor por las prendas vintage en la década de 1980, un tiempo en el que la palabra “vintage” no era utilizada comúnmente para referirse a la ropa, sino más bien a partes del mundo del vino o los automóviles. La autora rememora sus infancias, donde vestía prendas de su tía abuela, como un abrigo de Poiret y un vestido de Fortuny, mientras transformaba a sus hermanos en modelos de alta costura. Aunque esta era de juego no duró mucho, las memorias de estas piezas quedaron grabadas en su ser, evocando un lenguaje de sentimientos que marcarían su estilo personal.

Estudiante en Oxford a finales de los años 70, la escritora no podía permitirse la moda de la época, y encontró alternativas en tiendas de segunda mano. A pesar de su contexto financiero, su gran adquisición en Oxford fue un vestido sesentero de corte sesgado que desafió las tendencias imperantes de su tiempo. Este enfoque a la moda, de combinar lo antiguo y contemporáneo, le permitió crear un estilo único que reflejaba su propia identidad.

La autora menciona la influencia notable de su tía abuela Helen, quien fue una figura valiente en la Londres de la Primera Guerra Mundial, musa de artistas y sufragista pionera. Esta inspiración ancestral le llevó a buscar vestimenta que resonase con la rica herencia de su familia, un deseo que la acompañó durante toda su vida.

Después de sus años en Oxford, realizó un trabajo como redactora junior en Harpers & Queen, donde se introdujo en el mundo de los diseñadores japoneses como Rei Kawakubo y Yohji Yamamoto. La búsqueda de piezas vintage se intensificó en esta época, influenciada por el deseo de imitar la sofisticación de la alta costura y los detalles artesanales que vio en los trabajos de estos diseñadores.

Uno de los momentos culminantes en su carrera fue una sesión de fotos con el famoso fotógrafo Mario Testino, donde tuvo un fuerte deseo de capturar la esencia de un retrato del siglo XVIII. Esta búsqueda llevó a la autora a reencontrarse con John Galliano, cuyo trabajo en la colección de graduación de 1984 le dejó una huella indeleble, tanto en su vida profesional como personal.

A través de su colaboración con Galliano, adquirió un entendimiento profundo de las técnicas de la alta costura, como el corte al bies de Vionnet, que resaltaba la sensualidad de la tela al adaptarse al cuerpo. Sus experiencias le enseñaron a buscar en prendas vintage la conexión con la moda contemporánea, lo que sigue siendo una fuente inagotable de alegría y creatividad en su estilo.

La escena del vintage en Londres durante los años 80 y 90 fue rica y vibrante, con tiendas emblemáticas como Cornucopia y Antiquarius ofreciendo tesoros únicos. Los mercadillos de pulgas se convirtieron en lugares de descubrimiento donde encontraba blusas de voile y vestidos de época, destacándose ante su rica herencia de estilo personal.

A través de su relato, la autora ofrece una visión de un mundo donde la moda trasciende el tiempo, entrelazando la historia personal y la estética contemporánea en un diálogo que sigue resonando en el presente.

Source: Noah Wire Services